por Simone Santini
Los sistemas operativos con interfaz gráfica o los nuevos móviles multifunción han determinado un cambio importante en la manera en que el mundo se nos presenta. Caminamos de una interacción visual, propia de la Modernidad, a una interacción auditiva, propia de la época precedente, en términos que McLuhan usó en La Galaxia Gutemberg para describir los cambios en la percepción y en la conciencia determinados por la imprenta en los siglos XVI y XVII.
En este sentido del término, cuando oímos un sonido, éste de alguna manera nos rodea, nos sumergimos en él y nos perdemos en él. El sonido nos somete más de lo que pueda hacer la visión, no es tan fácil decidir no oír, y no podemos (la mayoría de nosotros) apartar el oído y no escuchar. Mientras que mirar supone una decisión activa, tenemos que dirigir la mirada hacia lo que queremos, y podemos alejar los ojos de lo que no queremos ver.
La señal más inmediata de la transición a una experiencia auditiva es la presencia masiva de aparatos multimedia en nuestra vida. El término ‘multimedia’ debería, etimológicamente, aplicarse a cualquier combinación de dos o más canales de comunicación pero, en práctica, el término excluye la escritura, y las imágenes fijas juegan en él un papel marginal. Los dispositivos multimedia nos rodean con vídeos y audios que no necesitan nuestro enfoque.
· ¿Un adelanto o retroceso?
· Falta de verdades objetivas
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